16 de agosto de 2012
CIERRE DE MINA MARTHA
Un final anunciado
Luego de que se conociese el cese de actividades, se reavivaron las críticas por el pasivo ambiental resultante. La refutación al discurso de la Presidenta. El escaso control estatal
Cuando la presidente Cristina Fernández y el gobernador Daniel Peralta inauguraron, con palabras altisonantes, la Mina Martha, el 19 de marzo de 2008, nadie imaginó que cuatro años después ésta se convertiría en la primera mina que cierra en Santa Cruz.
Sin embargo, desde 2010, quienes hacen un seguimiento detallado de la explotación que lleva adelante la canadiense Coeur d’Alene Mines Corporation, advirtieron que se inició un proceso de desinversión. Como siempre, en estos casos, las primeras víctimas son los trabajadores, pues, entre el año mencionado y el presente, se pasó de 130 operarios a 60.
Desde el comienzo, se alentaron las posibilidades que supuestamente creaba el emprendimiento, remarcando que complementaría otras iniciativas mineras, por entonces, en ciernes y, a la vez, que ayudaría a resolver el problema de la desocupación en zona norte y centro de la provincia.
Incluso, la Presidenta, en el discurso inaugural, aludió a lo antedicho: “Hoy, inauguramos esta planta de tratamiento del material de la plata, que constituye dos hitos. Uno de carácter económico, porque antes el material en bruto que se extraía se procesaba fuera de nuestro país. O sea, no se agregaba valor al recurso extraído de la tierra patagónica. Hoy estamos inaugurando una planta de tratamiento que significa un hito en lo económico porque comenzamos a agregar más valor a nuestro recurso aquí. ¿Y por qué un hito económico? Porque entonces hay más cascos amarillos, hay más cascos verdes, que no solamente extraen del corazón de la tierra el mineral sino que le agregan valor, más trabajo y mejor trabajo”. En el acto oficial, se subrayaba que era la mina de mayor grado de concentración de plata del mundo entero.
El concejal de Gregores Marcelo Serafini, quien también forma parte de la asamblea de vecinos autoconvocados de esa ciudad, señaló que “no pudimos hablar (con la minera). Es muy difícil, porque nunca se presentan a las reuniones. Mina Martha casi no tiene relación con la localidad. Siempre fue complicado hablar con ellos”.
Casi en paralelo, los autoconvocados llamaron a prestar atención al “cierre” de Mina Martha: “Ante la metodología empleada por Coeur d’Alene Mines Corporation, que será modelo para comprender el saqueo, la desprotección laboral para sus empleados y el incumplimiento de legislación medioambiental”.
Ya en 2010 habían denunciado la “complicidad” de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) en la reducción de personal ejecutada por Coeur. Ahora, trascendió que la gerencia de la minera ya había comunicado “oficialmente el cierre de mina”, aunque en realidad -estiman los autoconvocados- se trataría de un cese de actividades.
¿En qué radica la diferencia? En que no oficializar el cierre les permitiría evitar los gastos que demanda el proceso de remediación ambiental.
Serafini expresó que “extraoficialmente se sabe que a algunos empleados se les ofreció la posibilidad de ser transferidos a la nueva mina ‘Cerro Moro’”.
A lo mencionado, se añade que se reavivaron los principales defectos detectados cuando se produjo la visita a la Mina Martha por parte de los ambientalistas de Río Gallegos y de Gregores. En esa ocasión, en el informe que redactaron el 3 de noviembre de 2009, concluyeron que, a las escasas y casi nulas inspecciones estatales, debía agregarse: “(…) El agua extraída de la mina de formaciones profundas es incorporada a acuíferos freáticos de poca profundidad, cambiando las características de los mismos sin que se tenga información sobre dicho cambio”.
El cierre de la Mina Martha sucede en un momento en que ya no sólo la oposición es la que critica distintos aspectos de la actividad minera, sino que dentro del propio oficialismo divide aguas. Así quedó expuesto durante el reciente enfrentamiento por el canon a las transferencias mineras entre quienes responden a Peralta y los diputados de La Cámpora.
La nota completa en el Revista La Tecla Patagonia número 102